Alégrense en el Señor
La amistad fortalece el amor en el matrimonio
El cuarto capítulo de la exhortación apostólica del papa Francisco, titulada “Amoris Laetitia” (“La alegría del amor”) es una descripción profunda y eminentemente práctica del significado del amor en el matrimonio. ¡Este capítulo debería ser una lectura obligada para todas las parejas que se preparan para el sacramento del matrimonio!
El papa Francisco se vale de las Escrituras para definir el amor en el matrimonio. El amor es todo lo que San Pablo ensalza: paciencia, bondad, alegría, fidelidad, esperanza y resistencia. Y lo que es igualmente importante: el amor no es celoso, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, irritabilidad, resentimiento ni insiste en su propio interés (1 Co 13:4-7).
Luego de su impactante meditación sobre la poética descripción del amor ofrecida por San Pablo, el Santo Padre habla del matrimonio como la “máxima amistad” (#123).
Una de las características que distingue la amistad entre los esposos es que está destinada a ser una pasión totalizante.
Con la palabra “totalizante” el papa indica que es una pasión destinada a unir física, intelectual y espiritualmente a un hombre y a una mujer por la totalidad de sus vidas. “Esta amistad peculiar entre un hombre y una mujer adquiere un carácter totalizante que sólo se da en la unión conyugal,” expresa el papa Francisco. “Precisamente por ser totalizante, esta unión también es exclusiva, fiel y abierta a la generación” (#125).
Los amantes son apasionados; los amigos son fieles y generosos entre sí; los matrimonios cuyo amor es genuino y duradero, son ambos. Lo que es más: ¡están dispuestos a recibir nuevas vidas!
Vista de esta forma, la amistad en los matrimonios es algo maravilloso. Contrario a la tendencia cultural a devaluar el matrimonio o restarle importancia para las personas, las familias y las sociedades, la perspectiva auténticamente cristiana del matrimonio es algo verdaderamente especial. En efecto, ser amantes, amigos fieles y realizar los sacrificios que exige la vida familiar entraña un gran esfuerzo. Pero la amistad que resulta de todo ello bien lo vale.
“El amor de amistad unifica todos los aspectos de la vida matrimonial, y ayuda a los miembros de la familia a seguir adelante en todas las etapas,” nos dice el papa Francisco. “Por eso, los gestos que expresan ese amor deben ser constantemente cultivados, sin mezquindad, llenos de palabras generosas. En la familia ‘es necesario usar tres palabras.’ Quisiera repetirlo. Tres palabras: permiso, gracias, perdón” (#133).
Las enseñanzas del Papa Francisco sobre el amor en el matrimonio son muy profundas y se adentran en el corazón de lo que significa ser seres humanos enamorados y ofrece una poderosa dimensión espiritual. Pero si algo nos queda claro sobre nuestro papa actual es que se niega a permitir que las enseñanzas de la Iglesia sean abstractas o etéreas. El papa nos dice que el amor en el matrimonio es algo muy práctico que debe expresarse libre y generosamente a través de tres palabras muy concretas y prácticas: Permiso. Gracias. Perdón.
Incluso los amantes más apasionados pueden volverse egoístas; un amigo pueden aprovecharse del otro; los padres pueden dejarse llevar por las obligaciones de la crianza de los hijos. Para que el matrimonio se mantenga fuerte la pareja debe ser capaz de comunicarse libremente y sin temor a represalias. Deben recordar que se deben respeto (“permiso”), expresarse agradecimiento (“gracias”) y, por encima de todo, disculparse (“perdón”) y pedir perdón por las fallas cometidas en su esfuerzo por cumplir con el gran misterio que es el amor en el matrimonio.
“No hacen bien algunas fantasías sobre un amor idílico y perfecto, privado así de todo estímulo para crecer,” nos recuerda el papa Francisco. “Una idea celestial del amor terreno olvida que lo mejor es lo que todavía no ha sido alcanzado, el vino madurado con el tiempo” (#135). Recordando a los obispo de Chile, el papa Francisco observa que las imágenes que transmiten los medios de comunicación de la “familia perfecta” no son más que una “propaganda consumista” que nada tiene que ver con la realidad que deben enfrentar a diario las familias de nuestra época (#135).
El diálogo es un aspecto esencial. “Darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba. Esto requiere la ascesis de no empezar a hablar antes del momento adecuado” (#137). La comunicación en el matrimonio es una tarea ardua pero es vital para el tipo de crecimiento en el amor y en la comprensión que son indispensables para que haya paciencia, bondad, alegría, fidelidad, esperanza y resistencia durante los muchos años de vida matrimonial.
“Desarrollar el hábito de dar importancia real al otro. Se trata de valorar su persona, de reconocer que tiene derecho a existir, a pensar de manera autónoma y a ser feliz. Nunca hay que restarle importancia a lo que diga o reclame, aunque sea necesario expresar el propio punto de vista” (#138). ¿Acaso no es esta la esencia de la amistad: reconocer la importancia y la dignidad del otro aunque estemos en desacuerdo?
Los mejores matrimonios, los que perduran, son aquellos en los que el esposo y la esposa son mejores amigos. ¡Que todos los esposos y esposas aprendan a ser sus mejores amigos de por vida! †
Traducido por: Daniela Guanipa