Cristo, la piedra angular
Cincuenta años después de publicada, ‘Humanae Vitae’ sigue siendo profética
El 25 de julio de 2018 cumplirá 50 años la encíclica papal titulada “Humanae Vitae” (Sobre la vida humana). El año 1968 fue una época de profundas transformaciones culturales y eclesiásticas. “Humanae Vitae” se perfiló como una voz profética en ese período tumultuoso, y todavía medio siglo después, continúa siendo un mensaje importante aunque controversial.
La controversia de “Humanae Vitae” se centra en la reafirmación de la oposición de la Iglesia al aborto, la esterilización y el uso de métodos anticonceptivos artificiales. En 1968, los avances en la tecnología moderna facilitaron el acceso a diversos métodos para prevenir o poner fin a un embarazo de una forma asequible, con lo cual se generó efectivamente la separación entre el propósito unificador del coito sexual y su finalidad procreativa. En un contexto cultural que celebraba el “amor libre” y la desinhibición de la expresión sexual, la postura de la Iglesia planteada de forma contundente por el beato papa Pablo VI, parecía irremediablemente anticuada e incluso represiva.
“Humanae Vitae” es clara y directa con respecto a la oposición de la Iglesia a prevenir o poner fin al resultado natural del coito sexual, pero la finalidad fundamental de la encíclica es afirmar, no denegar, la belleza y la dignidad de la vida humana expresada a través del amor sexual entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio. De acuerdo con “Humanae Vitae”:
“[El amor] es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible y espiritual al mismo tiempo. No es por tanto una simple efusión del instinto y del sentimiento sino que es también y principalmente un acto de la voluntad libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los dolores de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conviertan en un solo corazón y en una sola alma y juntos alcancen su perfección humana” (#9).
En el transcurso de las últimas cinco décadas, los sucesores del beato Pablo VI han reforzado el aspecto central de “Humanae Vitae” con respecto a la belleza y la dignidad del amor conyugal. San Juan Pablo II fue especialmente prolífico en cuanto a sus escrituras y discursos acerca de la vida y la dignidad humanas.
En su encíclica, “Evangelium Vitae” (El Evangelio de la vida), san Juan Pablo II proporcionó una “confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, y, al mismo tiempo, una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!” (#5).
En su encíclica titulada “Caritas in Veritate” (Caridad en la verdad), el papa Benedicto XVI confirma los principios esenciales de las enseñanzas de “Humanae Vitae.” En ella señala el “vínculo entre la ética de la vida y la ética social” y afirma que “una sociedad carece de fundaciones sólidas” cuando dice que apoya los valores humanos, pero tolera o apoya activamente actos que devalúan y violan la vida humana “especialmente con respecto a los débiles o los marginalizados” (#15), como es el caso de los bebés en gestación, los enfermos o los ancianos.
Las escrituras del papa Francisco demuestran la importancia del mensaje de “Humanae Vitae” incluso cinco décadas después de su publicación. En “Laudato si’, sobre el cuidado del hogar común,” las enseñanzas proféticas del actual pontífice con respecto al medio ambiente dejan en claro que la protección de la vida y la dignidad humanas están íntimamente relacionadas a la protección y al cuidado de nuestro hogar terrenal.
En “Amoris Laetitia” (La alegría del amor), el papa Francisco refleja las enseñanzas del beato Pablo VI, tanto en sus reflexiones sobre la vocación de la familia como sobre el significado del amor en la realidad cotidiana de la vida conyugal y familiar.
El beato Pablo VI dice con respecto al matrimonio: “este amor es fecundo y no puede limitarse únicamente al intercambio amoroso entre los esposos; procura ir más allá para crear una nueva vida.”
“Humanae Vitae” insiste en la belleza y la dignidad del amor conyugal, el lazo inquebrantable entre unión y procreación, la importancia fundamental de ser padres responsables y el llamado que tienen las parejas de casados a mantenerse fieles a los designios de Dios con respecto a su participación en la obra de la creación.
Los últimos 50 años no han logrado que las enseñanzas proféticas de “Humanae Vitae” sean más fáciles de aceptar o menos controversiales, pero desde la publicación de la encíclica se ha hecho cada vez más evidente que la llamada revolución sexual no es la solución a los problemas que enfrentan las parejas de casados, las familias o la sociedad en general.
“Humanae Vitae” ofrece enseñanzas hermosas y claras con respecto al plan de Dios para el amor conyugal y la transmisión de la vida. Durante el aniversario número 50 de esta encíclica, convendría que todos, religiosos y laicos, casados y solteros, la releyéramos y meditáramos acerca de lo que nos dice con respecto al amor de Dios por nosotros, los miembros de su familia, y nuestra responsabilidad de proteger y defender el don sagrado de la vida humana. †