May 3, 2019

Cristo, la piedra angular

Diez razones por las cuales los cristianos deben estar alegres durante la temporada de la pascua

Archbishop Charles C. Thompson

“La sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría” (Papa Francisco, “La alegría del Evangelio,” #7).

Esta es la temporada de la alegría pascual, el momento del año en el que los cristianos prestan especial atención a la profunda alegría que forma parte integral de la vida en Cristo.

Tal como el papa Francisco señaló en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (“La alegría del Evangelio”), nuestra cultura moderna ha incrementado el acceso a actividades placenteras lo cual es algo perfectamente válido. Al mismo tiempo, el acceso a experiencias espirituales más profundas, tales como la alegría de la verdadera comunión con nuestros hermanos en Cristo, pareciera ser más limitado.

De acuerdo con el Santo Padre, todos buscamos esa alegría que solo se encuentra en la Buena Nueva de Jesucristo. Para encontrarla, debemos abrir nuestras mentes y corazones. Igualmente importante es que extendamos nuestros brazos para llegar a otros, especialmente a los pobres y vulnerables, para compartir con ellos nuestra alegría.

El eminente filósofo Josef Piper escribió que la alegría es una emoción que debe sustentarse en alguna causa, es decir, una razón para estar alegres. La alegría no existe de forma aislada con respecto a las experiencias concretas de la vida, sino que emana de algún factor o motivo externo. Los cristianos creemos que la experiencia de alegría más profunda se deriva de la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

A continuación se encuentran diez razones por las cuales los cristianos debemos estar alegres durante la temporada de la pascua:
 

  • Estamos vivos. Dios nos ha dado el don de la vida para que podamos compartir su vida divina y participar en la obra de la creación.
  • Hemos sido liberados. La muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo nos ha liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte.
  • Hemos sido bautizados y hemos recibido una participación especial en el ministerio de Jesús como discípulos enviados a proclamar el Evangelio y transformar el mundo.
  • No somos indefensos. El Espíritu Santo nos ha fortalecido con sus dones. Tal como nos dice el papa Francisco, el Espíritu Santo es el poder a través del cual sentimos la cercanía de Cristo.
  • No estamos solos. El Señor nos ha congregado en su Iglesia y nos ha invitado a una comunión íntima con Él al recibir con frecuencia su cuerpo y su sangre en la eucaristía.
  • La mayoría de nosotros tiene familiares, amigos y compañeros de trabajo que nos conocen, nos tienen cariño y nos respetan como personas y como miembros de la familia de Dios, y ya sea que nos demos cuenta de ello o no, todos somos hijos de Dios.
  • Tenemos libertad para reír, cantar y disfrutar de la belleza ilimitada de la creación divina. El papa emérito Benedicto XVI escribió en una oportunidad que “la visión del cielo que ilustra el Apocalipsis expresa lo que vemos mediante la fe en la Pascua: el Cordero que venga vidas. Puesto que vive, nuestro llanto cesa y se transforma en risa.”
  • Se nos invita a participar “completa, consciente y activamente” en la liturgia de nuestra Iglesia y en los ministerios de nuestra parroquia, arquidiócesis y de la Iglesia universal.
  • Somos libres de expresar nuestras opiniones y de participar activamente en la vida comunitaria de nuestros barrios, nuestras ciudades, nuestro país y el mundo sin sufrir por ello opresiones o temores porque sabemos que nuestra ciudad verdadera y eterna está en el cielo.
  • Nos aman inmensamente. “Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Rom 8:38-39).

¿Qué motivos tiene usted para estar alegre? Todos podemos redactar enormes listas de motivos para estar tristes o deprimidos. Y como si fuera poco, lo único que tenemos que hacer es encender el televisor, conectarnos a Internet o leer un periódico para encontrar suficientes motivos para sentirnos mal.

La verdad es que Cristo ha superado el poder de la muerte y la oscuridad. ¡Ha resucitado! Nos ha liberado y nos ha dado poderosos motivos para sentirnos alegres y llenos de esperanza.

Alegrémonos y sintámonos contentos en esta época de Pascua. Demos gracias a Dios por los dones que nos ha dado y por los numerosos motivos que tenemos para estar alegres, en la época de la pascua ¡y siempre! †

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