Cristo, la piedra angular
Permanecer fieles a pesar del sufrimiento de la Iglesia de Cristo
“Me gustaría exponer el tesoro de la vida de Cristo que está presente en la Iglesia y a través de ella. … Aunque es cierto que hoy en día debemos juzgar con dureza la maldad de la Iglesia, también hemos de contemplar la belleza, la veracidad y la santidad ofrecidas por ella misma. Todos los recipientes son frágiles y muchos de ellos están completamente rotos; pero no permanecemos por los recipientes: permanecemos por el tesoro” (Obispo Robert E. Barron en su libro Carta a una Iglesia que sufre: un obispo habla sobre la crisis de abusos sexuales).
El obispo Robert E. Barron, obispo auxiliar de Los Ángeles y fundador de los ministerios católicos Word on Fire, es autor de numerosos libros y documentales diseñados para presentar las enseñanzas y la práctica del catolicismo al público tanto dentro como fuera de la Iglesia católica.
En respuesta a las recientes revelaciones de abuso sexual por parte del clero y su encubrimiento por funcionarios de la Iglesia, el obispo Barron escribió un libro titulado Carta a una Iglesia que sufre: un obispo habla sobre la crisis de abusos sexuales). El obispo describe su libro como un “grito del corazón” escrito “para mis compañeros católicos que, comprensiblemente, se sienten desmoralizados, escandalizados, sumamente enojados y que también quieren renunciar.”
El obispo Barron tiene el tacto de señalar que no habla en nombre de todos los obispos, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos o el Vaticano. “No tengo autoridad para hacerlo. Estoy hablando en nombre propio, como católico, sacerdote y obispo.” Indica que el objetivo del libro es exhortar a los católicos a que no abandonen la Iglesia, sino a permanecer fieles a pesar de todo el sufrimiento y la tristeza.
Vale la pena leer Carta a una Iglesia que sufre. En sus breves cinco capítulos, el libro sitúa el escándalo del abuso sexual del clero en su debido contexto histórico y litúrgico, sin jamás disculpar la conducta reprochable de los culpables de graves crímenes y pecados. También ofrece a aquellos católicos que posiblemente estén listos para abandonar la Iglesia, motivos específicos para permanecer como integrantes activos del cuerpo de Cristo.
En el cuarto capítulo, titulado “Por qué deberíamos permanecer” el obispo cita el Evangelio según san Juan en el que muchos de los discípulos de Jesús le dieron la espalda. Cuando el Señor les pregunta a los discípulos que se quedaron si ellos también desean marcharse, san Pedro responde:—Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna (Jn 6:68). Este es el “tesoro” del que nos habla san Pablo y que se encuentra en “recipientes de barro”: los seres humanos pecadores que llevan el mensaje del Evangelio a los confines de la Tierra, obedeciendo el mandamiento del Señor. “Todos los recipientes son frágiles y muchos de ellos están completamente rotos—escribe el obispo—pero no permanecemos por los recipientes: permanecemos por el tesoro.”
Antes de describir las seis razones para permanecer en la Iglesia, el obispo Barron plantea lo que denomina una declaración contundente:
“Nunca hay una buena razón para abandonar la Iglesia. Nunca. ¿Hay acaso buenas razones para criticar a la gente de la Iglesia? Muchísimas. ¿Hay acaso razones legítimas para irritarse ante la corrupción, la estupidez, la ambición, la crueldad, la avaricia y la mala conducta sexual por parte de los líderes de la Iglesia? Evidentemente. Pero ¿hay alguna razón para darle la espalda a la gracia de Cristo, en quien encontramos la vida eterna? No. Nunca, bajo ninguna circunstancia.”
El obispo Barron considera que la más reciente “explosión de maldad” en la larga historia de la Iglesia constituye otro ejemplo de la obra del maligno. Al mismo tiempo, cree fervientemente en que la promesa de Jesús de que las puertas del infierno no prevalecerán por encima de su Iglesia es una verdad incontrovertible.
Para ilustrar esta creencia fundamental en la indestructibilidad de la Iglesia, el obispo comparte una anécdota de la historia de la Iglesia: Se dice que el emperador Napoleón le dijo al secretario de estado del Vaticano que él, Napoleón, iba a destruir la Iglesia. El cardenal le respondió:—Oh, ¿acaso usted cree que va a lograr aquello que por siglos han intentado sacerdotes y obispos y han fracasado?
A pesar de su iniquidad, el demonio no puede en definitiva salirse con la suya. “Dios es amor—dice el obispo Barron—y logró la victoria a través de la cruz y la resurrección de Jesús.”
En las próximas semanas, exploraremos en esta columna las seis razones que, de acuerdo con el obispo Barron, explican por qué los católicos deben permanecer fieles a nuestra Iglesia. Recemos para que todos los católicos bautizados podamos “juzgar con dureza la maldad de la Iglesia” y al mismo tiempo ser capaces de acoger “la belleza, la veracidad y la santidad ofrecidas por ella misma.”
¡Sagrado corazón de Jesús, acompáñanos en nuestra búsqueda para descubrir y hacer tu voluntad! †