Cristo, la piedra angular
La Eucaristía es la esencia de nuestra relación con Jesús
El domingo 19 de junio nuestra Iglesia celebra la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi). Este año, bajo el auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, aprovechamos esta alegre solemnidad para lanzar un Renacimiento Eucarístico Nacional que se celebrará desde 2022 hasta 2025. Hacia el final de esta ambiciosa experiencia de tres años, habrá un Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará aquí en Indianápolis en 2024. ¡Qué enorme bendición para nuestro país, así como para nuestra Arquidiócesis!
En Indianápolis inauguraremos el Renacimiento Eucarístico con un evento especial el 19 de junio que incluirá dos misas, un Festival de la Fe, la Familia y el Servicio, una procesión eucarística al aire libre y una Hora Santa. Los actos se realizarán en el centro de Indianápolis, en la Catedral San Pedro y San Pablo, el Centro Católico Edward T. O’Meara y la iglesia de San Juan Evangelista. Los animamos a que participen en cualquier porción de los eventos del día que se ajuste a su horario: ya sea durante una parte del día o todo el día, acompáñennos a celebrar la presencia real de Nuestro Señor en la Santa Eucaristía.
Como escribí en mi carta pastoral del pasado Adviento, titulada “Estamos unidos en el culto a Dios en la Santa Misa”:
En esta vida, no hay mejor manera de fomentar una relación [íntima] con Cristo y con la Iglesia que a través del don y el misterio de la Santísima Eucaristía y de la fructífera celebración de la Misa. En efecto, la Eucaristía es la esencia de nuestra relación con Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Por lo tanto, estamos llamados a celebrar el don del sacramento de la Eucaristía en la misa hasta que Jesús vuelva y se glorifique. Y al hacerlo, nos colocamos junto a los ángeles y los santos en la alegre espera del regreso de Nuestro Señor.
El objetivo de este Renacimiento Eucarístico Nacional es “renovar la Iglesia al reavivar la relación con Nuestro Señor Jesucristo en la santa Eucaristía.” Este renacimiento se producirá en tres fases: El primer año se centra en la renovación a nivel diocesano; el segundo año se centrará en la renovación a nivel parroquial y tercero abordará la renovación en curso a todos los niveles en el país, con énfasis en la misión de salir avanza en nuestra fe, especialmente en las periferias.
Nunca antes ha sido más intensa la necesidad de renovación de la fe y la devoción a la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Hoy en día vivimos la creciente secularización de nuestra cultura que desprecia muchos de los valores tradicionales de la sociedad. Se está convirtiendo cada vez más en una cultura de la muerte en la que presenciamos el menosprecio de la sociedad por la vida humana en todos los puntos del espectro vital.
Los crímenes contra la vida humana inocente—desde el asesinato de niños no nacidos hasta la violencia sin sentido en nuestras escuelas, pasando por los asesinatos en las calles y los horrores de la guerra—siguen ocupando los titulares de las noticias y rompiéndonos el corazón. Hoy más que nunca necesitamos la gracia de la Eucaristía para unirnos en la oración y en la acción, y para restablecer la paz de Cristo en nuestros corazones y hogares, en nuestras comunidades y entre las naciones.
El Renacimiento Eucarístico Nacional que inauguramos este domingo es también una respuesta a la triste realidad de que la participación en la misa de los domingos y días de precepto ha ido disminuyendo desde hace muchas décadas y se agravó con la pandemia de COVID-19. Los obispos tenemos la enorme responsabilidad de recordar a todos los católicos bautizados su obligación de adorar a Dios los domingos y días de guardar en el santo sacrificio de la misa, y de reunirse en torno a la mesa del Señor para escuchar la Palabra de Dios y recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Sagrada Eucaristía.
Recibir a menudo los sacramentos, especialmente la Eucaristía, es esencial para nuestro crecimiento espiritual y, creo, para nuestra salud física, mental y emocional en estos tiempos tan estresantes. La participación activa en la vida de la Iglesia es el modo en que la mayoría de los católicos dan testimonio de su fe en Jesucristo.
Cuando la asistencia a la misa disminuye, también lo hace la capacidad de nuestra Iglesia de ofrecer una alternativa vibrante y llena de alegría a los graves desafíos sociales, económicos y políticos de nuestro tiempo.
Les rogamos que se unan a nosotros este fin de semana, ya sea físicamente o, al menos, con sus oraciones por el éxito de este Renacimiento Eucarístico. Mediante esta participación piadosa “nos colocamos junto a los ángeles y los santos en la alegre espera del regreso de Nuestro Señor.” ¡No hay mejor momento que este para celebrar nuestra relación con Jesús en la Eucaristía! †